Son muchos los traductores que se encuentran enfrentados por el eterno debate: ¿traducción literal o traducción libre? Y es que, traducir la misma frase puede hacerse de un sinfín de maneras distintas. Por eso, que exista un consenso sobre esta cuestión es muy complicado.
Si alguna vez te has encontrado en la tesitura de tener que decidir si lo que prefieres es una traducción libre o una traducción literal de un texto, presta atención a este post. Te mostramos cuáles son las diferencias entre ellas y en qué circunstancias es mejor optar por una u otra.
Una traducción literal se basa en traducir un texto preservando la misma estructura y gramática que el original. Es decir, se cambia cada palabra por su equivalente en el idioma de destino. A priori, puede parecer que esta sea la manera más adecuada de llevar a cabo el proceso de traducción, ya que el texto traducido guardará el mismo significado que le ha dado el autor.
No obstante, es importante tener en cuenta que no existe una correspondencia absoluta entre dos lenguas. Por tanto, cuando sustituimos un término que no existe en el idioma de destino, es necesario buscar fórmulas alternativas. Sin embargo, estas pueden no quedar bien dentro del texto porque se pierde el significado literal. Además, las estructuras gramaticales no son las mismas. Esto significa que, para no cometer faltas de gramática, es necesario hacer modificaciones.
Por último, no hay que olvidar uno de los mayores inconvenientes de las traducciones literales: no sonar natural. Es fundamental tener claro que, aunque la frase esté escrita correctamente y el significado vaya a ser entendido, debe estar formulado de la manera más parecida a como lo haría un nativo del idioma.
Entonces, ¿en qué se diferencia de una traducción libre? Mientras que la primera se lleva a cabo palabra por palabra, en la segunda el profesional estudia el sentido de toda la frase y lo refleja en el idioma de destino de la forma que lo haría un hablante nativo. Esto conlleva que se produzcan modificaciones de la estructura, eliminación de palabras o añadir términos para reforzar su comprensión.
Traducción libre: ¿Dónde está el límite?
A pesar de que, como hemos mencionado anteriormente, las traducciones libres suelen ser mucho más fluidas y naturales que las literales, hay ocasiones donde el resultado no tiene la calidad deseada.
Perder parte del sentido es uno de los problemas en los que puede derivar este tipo de traducción. Esto sucede principalmente cuando el texto traducido se aleja excesivamente del original o cuando el traductor hace una interpretación propia al no haber entendido correctamente lo que el autor quería transmitir.
En definitiva, una buena traducción es aquella que mantiene un equilibrio entre una traducción literal y libre. Es decir, el texto debe tener un significado fiel al original, pero adaptado a la gramática y términos específicos del idioma de destino.
Encontrar el término medio no siempre es una tarea sencilla, sin embargo, este es uno de los aspectos principales que diferencian a un verdadero profesional. En Juridiomas somos una agencia de traducción centrada en traducciones juradas y traducciones especializadas. Ponte en contacto con nosotros y cumpliremos con tus expectativas.